una raikomaru enfadada!

los dias soleados parece que no llegaban mas. En estos tiempos dificiles de guerras era dificil encontrar motivos para sonreir. Pero la gente lo intentaba buscar de todas maneras. Yo por otra parte. Estaba esperando a mi Esposo Fuji Raikomaru.
-Donde se habrá metidooo! hace mucho que no aparece!! no tengo la minima idea en donde pueda estar! lo tendre que esperar como siempre jum!!

Tras haber salido temprano de su hogar a causa de ser enviado por el jefe para custodiar las puertas de la aldea en estos tiempos de guerra, tras una cansada jornada sin ninguna novedad aparente Fuji decidió dar un típico paseo por el pueblo con la excusa de estar patrullando. Llegado a un puesto de flores pudo conseguir un ramo de rosas rojas para su amada esposa Nina, a quien había olvidado mencionarle el hecho de que estaba por ir a patrullar. – Espero que no este molesta… -Susurro mientras caminaba por el pueblo con el ramo de rosas en alto con una sonrisa dibujada en el rostro pensando en dárselas feliz a su esposa.

A medida que se acercaba hacia el castillo, notaba como el sol era lentamente tapado por las nubes que oscurecían ligeramente el pueblo. Pronto el sol seria reemplazado por la luna y aun no había encontrado a mi esposa. – ¡Jum! ¡No la encuentro por ningun lado! –algo frustrado tras haber recorrido todo el pueblo, paso nuevamente por el castillo del jefe, encontrándose con una hermosa joven rubia de apariencia delicada, ligeramente mas alta que el a quien el pelirrojo fue a recibir con una sonrisa. Era su esposa Nina

- ¡Niiiina! –gritó con un tono muy infantil abrazándola, prácticamente tras haber saltado como un tigre a su encuentro, sonriendo de manera inocente para después entregarle el ramo de rosas que había conseguido. - ¿Qué haces por aquí Nina? –preguntó algo aliviado de haberla encontrado al fin, sonriendo como si se tratase de un niño pequeño.

Lleve una sorpresa por atras, el pelirojo de ojos tiernos me agarro y con un grito sincero y tierno me llamo. -peeequeño!
cruze los brazos y me hice la dificil. Me gustaba hacerme la dificil porque Fuji nunca se cansaba de mis actitudes repetitivas. -estoy enojada con tigo jum!-
le di la espalda agarrando el ramo de rosas que me trajo. Eran ermosas. podia sentirle el arma a una distancia muy larga.

Curiosamente se mostraba “enfadada” según ella, aunque Fuji sabia muy bien que eso no era mas que un juego desde pequeños por lo que decidió seguirle la corriente, abrazándola por la espalda y besando su cuello suavemente. - ¿Por qué mi princesa esta enojada con este simple pelirrojo? –pregunto con un tono chistoso, algo teatral pero con una felicidad sincera.

-pequeeeño- le dije con una voz fingida y graciosa. Siempre le llamaba asi porque odiaba que sea menor que yo y que no pueda seguir desarollandose. No podia aceptar el echo que en 20 años el seguiria el mismo Chico y yo ya seria una vieja. Me deje besar el cueyo y sonreia mientras me sonrojaba un poco.
-Donde has estado?- le pregunte observando la luna con poco interes.

- ¡N-no soy pequeño! –Exclamó algo molesto por la misma broma repetitiva respecto a su paso del tiempo, aun sonriendo siguió abrazándola sumamente atento a lo que pregunto. – Estuve todo el día custodiando las puertas del pueblo, ya sabes, por la guerra –con mala voluntad, Le explico su rutina de cada día algo aburrido de tener que pararse por horas en la puerta para esperar a enemigos que posiblemente nunca vendrían.

La dio vuelta delicadamente para ver su rostro y lo acaricio suavemente quitando del rostro sus cabellos para verla directamente a los ojos. – No soy un fanático de las peleas, pero si es por ti, me convertiré en un caballero…un caballero de tu corazón, que peleara por tu bienestar y tu felicidad siempre. –Con una sonrisa la beso suavemente mientras la abrazaba con una sonrisa en el rostro, sabiendo como un destino inminente la misión que se avecinaba.

Nuestro relacionamiento era matematico. Siempre nos entendiamos a nuestra manera. -Mientes, estuvistes todo el dia buscando muchachas jovenes- Le dije aunque yo tambien sabia que era mentira. Que el realmente estaba enamorado.
Cuando me dio vuelta yo lo miraba a sus ojos pocas veces. Estaba todo el tiempo feliz y lo demotraba mi cara. Estaba sonrojada y el me decia Piropos inventados por el en aquel mismo Momento. -Fuji Raikomaru entonces seras mi caballero?- Le preguntaba mientras no me importaba nada alli. Solamente yo y el.

- Tu caballero, tu principe, tu fiel sirviente. –con una sonrisa confiada y aun de manera teatral, se arrodillo enfrente de la joven tomando su mano y besando el dorso de esta con suavidad, para volver a dirigirle la mirada mientras sonreia de manera infantil. – Mi princesa, Mi reina, Mi amada esposa. No hay chica mas linda en este pueblo…no..en el mundo no hay chica que alcance la belleza de tu corazon. –se puso de pie y la abrazo para susurrarle al oido con una voz mas seria. – Estaba muerto hasta que te conoci, mi querida Nina. –con un tono seductor y a la vez firme, susurro esas palabras que generaron cierto rubor en su rostro, tan solo comparable con sus rojos cabellos.

Fuji habia echo un Teatro personal para mi sin importar nada. Dijo cosas sinceras y yo lo miraba sonriendo y sonrojada. Cuando me abrazo yo lo lo abraze a el tambien y me susurro en el oido. Tuve que admitir que su cambio de voz me dio una de esas sensaciones como si el diablo pasara por tu cuerpo. En seguida apoye la cabeza en su hombro.
-Sos todo un actor Peeequeñoo!- Me colge de Fuji como si fuera una araña. Lo habia enredado en mis manos y piernas y le pregunte al oido.
-Vas a ir a esa guerra verdad?- Lo habia dicho un poco triste porque conocia a Fuji. Sabia que algo escondia.

La situación se torno algo melancolica, de no ser por el abrazo de koala que el joven había recibido probablemente estaría llorando por su personalidad tan sensible. Se limito a abrazarla y besarla suavemente sonriéndole después. – No te preocupes por mi…mientras tenga un motivo por el cual vivir, regresare victorioso siempre. –nuevamente la abrazó con fuerza, evitando mostrarse triste o asustado para darle tranquilidad aunque suponía que no lo lograría ya que esos dos individuos se conocían como si fuesen un espejo,

- Mi motivo para volver es ver tu sonrisa, con eso pudo vivir feliz…con esa sonrisa tan hermosa que hace mi corazón latir –Aun cargándola como si fuese una bebe, caminaba el joven hacia su hogar tras una cansada tarde y una mañana aburrida, esperando que la noche fuese mas relajante.

Las palabras de Fuji hacia mi no eran y nunca fueron negativas. El siempre era muy positivo con migo y nunca me habia fallado. Por eso ni intente discutir con el para oponerme a que vaya a la guerra. Apenas recoste mi cabeza en su hombro mientras caminabamos a casa.-Vos sabes que mi motivo es el opuesto al tuyo.. sos tu..- Fuji me quito de la vida de pobresa y robo. Quien sabe donde andaria en este momento si no lo conociera.
Me anime un poco mas y levante una sonrisa para no amargarle el dia a Fuji. Su dia no habia sido bueno y no queria arruinarle la noche.
-Mañana seguramente vas a tener un dia largo,,, Te hare unos masajes cuando lleguemos-. Volvi a recostar mi cabeza en el hombro de Fuji mientras ibamos a casa.

- Esos masajes son tentadores, creo que es una oferta que no podré rechazar –guiñó el ojo con una sonrisa carismatica mientras caminaba hacia su hogar. En cierto punto le recordó a su infancia, por algún motivo siempre terminaba cargando a la gente, aunque en este caso se sintiera a gusto. Los latidos de ambos corazones podían sentirse conectados, latiendo al mismo tiempo como un par de almas al unísono.

- Evita dormirte, recuerda que no se cocinar –dijo de mala voluntad, algo avergonzado por no saber cocinar absolutamente nada. Con tal mala suerte que tan solo tocando una sartén bastaba para que esta se incendiara, las quimeras no se llevaban bien con la cocina o tan solo era por el hecho de ser un guerrero y no un cocinero.

-jaja- no pude evitar largar una pequeña sonrisa. Fuji nunca rechazaba mis masajes pero siempre me decia lo mismo. Habia levantado la cabeza y ahora era una carga para Fuji. No habia necesidad que me cargue pero yo estaba muy comoda para ir caminando. -me voy a dormir justo antes de los masajes-
Le dije algo picara de cara para ver que haria Fuji. El sabia que yo mentia pero nunca evitabamos una pelea falsa verbal.-Y tu que sabes hacer sin mi Fuji Raikomaru??- le dije en un tono mas ironico. Me encantaba pensar que yo era la superior en la relacion y que el me necesitaba para todo aunque eso no fuera cierto.

- Pues…Se irme con mis grandes cantidades de admiradoras para que me cocinen miles de comidas –respondió el pelirrojo con una sonrisa algo picara, a la par de la de Nina con quien siempre solía discutir aunque sea en broma. Posiblemente eran una pareja tan abierta, tan sincera y tan enamorada que hasta se ponían de acuerdo para discutir por el simple hecho de divertirse.

Una vez llegaron a la pequeña mansión, mas modesta que un palacio pero mas ostentosa que una casa normal. Con el pie Fuji abrió la puerta principal, aun cargando a su esposa en brazos. – Ya puedes bajarte, ¿Qué no soy tan pequeño que podrías aplastarme? –con un tono algo burlón debido a la estatura de la rubia joven.

-Que bueno que tienes tantas admiradoras porque hoy te cocinaran ellas!- Le sinchaba un mechon de pelo mientras me llevaba porque estaba aburrida y queria pelear con el por lo que me dijo. Habiamos llegado y los dos miramos como si fuera la primera vez que vimos este lugar.-No me gusta una casa tan grande! prefiero una casa.. Nunca fui de este tipo de gustos! me convertistes en algo que nunca fui!- le golpeaba el pecho con mis dos brazos de forma infantil quejandome por el cambio que sufri al conocerlo.
-Callaté Peequeño! en serio. Odio que no crescas. Eso va a traer muchos problemas en el futuro. Jamas lo voy a superar!- enojada parecia que estaba contando un chiste pero lo decia en serio. Me baje de Fuji y camine rapido hacia dentro de la Mansion a cocinar algo que los dos teniamos mucha hambre.

Una vez que Nina se alejo, Fuji bajo el rostro algo triste, esas palabras eran lo que tanto le dolían oír. Suspiro algo resentido consigo mismo por la enfermedad que poseía y tanto lo aquejaba hace dos años que para el eran como décadas, de no ser por tener a su amada junto a el. – ¡E-entiendo que no envejeceré con ella, nunca dejare de ser un niño de 16 años…pero en lo que me reste de vida la cuidare! –lleno de determinación, menciono esas palabras hacia si mismo.

Algo curioso por la comida, se acercó lentamente a la puerta de la cocina y entro en silencio observándola desde la distancia con una sonrisa de ternura, abrazándola por la cintura por un acto inmediato sin pensar antes de hacerlo. – Si no te gusta vivir aquí, podemos inclusive irnos a una caja de cartón…donde sea estará bien si estoy a tu lado. –le susurró al oído mientras la abrazaba por la espalda para después besar su cuello suavemente, algo que le fascinaba hacer al pelirrojo

En la cocina abri un Ramen instantaneo y lo puse a cocinar. estaba picando algunas verduras para ponerle dentro.-Pondre un tempero fuerte.. como le gusta a yo se quien..- Miraba la caldera cuando Fuji me abrazo. Todabia mirando la caldera dejaba que me bese y Recoste mi nuca en el hombro de Fuji mientras el besaba mi cuello. Apoye mi cuerpo en el cuerpo de Fuji mientras el vapor del agua nos cubria.-a mi tampoco me importa donde tenga que vivir. Solo lo dije porque estaba enojada. Y no queria que vayas a la guerra pero se que es inutil discutir. Te apoyare de cualquier forma-

- Aunque tenga un cuerpo joven, podré morir al mismo tiempo que mi hermosa princesa, y hasta entonces viviré amándote cada día, por que solo tengo ojos para ti y mi corazón solo sabe repetir tu nombre con cada latido –con esas sinceras palabras, la abrazo mas fuerte presionando ambos cuerpos mientras besaba la totalidad del cuello de la joven. Sus colmillos crecieron ligeramente y sus ojos se tornaron mas oscuros como la sangre debido a la hora.

Sonrió de manera algo picara, susurrando nuevamente al oído de la joven unas palabras algo subidas de tono. – Con que me apoyaras de cualquier manera eh…un pervertido podría, malinterpretar ¿sabias? –rió ligeramente por la ternura producida, el siempre sabia como bromear con el doble sentido y era algo que le gustaba hacer.

-Lo se pequeeeño, pero ya me estas tratando de vieja?- Mientras Fuji besaba mi cuello note que sus colmillos habian crecido. Pero apenas note. No cambiaba nada eso para Mi. deje que me siga besando. Me abrazo mas fuerte que antes y luego dijo algo tipico de Fuji Raikomaru. Era como un don que el tenia. yo diria que sin pensar de la lengua le salian esas bromas de doble sentido.
-De cualquier forma podria ser cierto no lo crees Fuji- le dije intentando provocarlo, estaba transpirando y mi cuerpo estaba humedo por el vapor.
-ahh! el ramen!- Saque el Ramen y lo puse en los platos.. -Tendremos que esperar que se enfrien un poquito. Apuesto a que ni tu puedes comertelos!-

Tras darse cuenta que su aspecto se estaba mostrando penoso por su transformación nocturna, volvió en si y se mostró algo avergonzado disculpándose con una reverencia ante su esposa – Lo lamento yo...me deje llevar ante esa figura tan hermosa, fue algo irresistible, posiblemente tenga tanta hambre que quería comerte jaja –musitó el joven de rojizos cabellos con una sonrisa inocente en el rostro, en contraste con la personalidad atrevida y seductora de recién.

- ¿Es eso un desafió? ¡Jum! ¡Itadakimasu! –exclamó orgulloso como solía serlo, tomando el ramen aun caliente y comiéndolo a gran velocidad con un par de palillos de madera algo gastados por su uso continuo, tras haberse sentado en la mesa de la cocina. “Caliente, caliente, caliente!” –pensaba la quimera quien ya se había puesto a transpirar por el calor corporal interno provocado por el vapor.

Cuando el ardor paso, pudo darse cuenta lo delicioso que estaba la comida que técnicamente acababa de devorar. – No estaba caliente para nada –menciono con una lagrima cayendo de su acalorado rostro, notando que de su boca emanaba vapor lo que intento ocultar con un falso bostezo sonrojándose ligeramente. - ¿c-como te fue hoy princesa? –pregunto evitando pensar en la situación del ramen, que poco tiempo pudo disfrutar aunque el gran sabor de los fideos con un fuerte tempero en las verduras como pudo sentir, de la manera que a el le encantaba.

Me sente a ver al peequeñooo como comia. estaba comiendo muy rapido y yo no dejaba de reirme -jaja tu cara esta mas roja que tu cabello o tus ojos!- dije mientras tenia mis manos apretadas entre mis piernas y apoyaba mi menton en la mesa mirandolo comer. Fuji juraba que no estaba caliente pero no podia engañarme a mi ni a nadie con la cara que me dijo eso. -creo que no te dio tiempo ni de sentir el gusto!- Mencione cuando se habia tragado hasta la sopa del ramen. Me cambio de tema rapido y yo le hice caso. -Mi dia? fue normal. Ya sabes como son mis dias. Mañana si sera un dia especial. pero tu te vas para la guerra verdad?- le pregunte para ver si existian posibilidades que se quede. Pero yo en realidad queria que haga lo que quiera. Porque no iria si no fuera realmente importante. -Apuesto a que tienes que conversar con tus superiores no? anda si queres- Le dije como liberandolo que ya habia recibido la atencion de fuji suficiente por hoy.

Fuji escucho con atención las palabras de Nina, hoy no debía regresar al castillo puesto habían planeado a la tarde toda la estrategia necesaria. Ya tenía en claro que misión, que era, secreta. – De hecho, estoy ansioso por los masajes que cierta señora me prometió –con esas palabras juguetonas, le guiñó el ojo poniéndose de pie y encaminándose hacia la habitación. – Las damas primero –susurró, sabiendo que seria la última noche antes de la guerra y solo la suerte diría, si seria su ultima noche juntos

Me levante de la mesa y fuimos hasta la puerta de la habitacion. -pense que eran las otras muchachas que te darian el masaje- Pase a la habitacion y me acoste en la cama. Estire los brazos para relajar mi cuerpo y quede acostada con los brazos estirados en los marcos de la cama. Cuando Fuji entro me sente y le hice una señal con el dedo indice de mi mano derecha para que venga.

- Es que, las demás no pueden tocar este cuerpo sin desmayarse de emoción –Con una sonrisa algo tranquila, sus palabras eran parte de una broma llenas de orgullo. Tras decir esa frase algo actuada, camino hacia la cama y se sentó donde Nina le había indicado, dejando su torso al descubierto. – Eres una mandona, ¿hasta me indicas donde debo sentarme? –Se quejó con un tono infantil, en verdad no le molestaba pero la seriedad no era algo que le gustase.

Dio vuelta el rostro para poder ver a Nina de perfil, sonriéndole ligeramente para después suspirar ligeramente. – Lo bueno de estar en casa, es poder relajarme a tu lado y poder sentir tu presencia a mi lado. –Esas palabras salieron directamente de su corazón, hablando con gran sinceridad de sus sentimientos.

-ah si se desmayarian? tan feo tenes el cuerpo- Me rei con la boca cerrada para seguir peleando con Fuji. Se sento a mi lado en la cama-yo soy la que tengo el control de la relacion. soy la mas viejita recueras?- Mientras peleabamos a nuestra manera me dijo algo sincero. No le mencione nada. Apenas lo tome de los hombros y lo acoste en la cama de cabeza para abajo. me subii en su cintura y le estaba haciendo unos masajes. -Vuelve para mi despues de la guerra entendistes?-