El injusto escape, en busca de la verdadera lealtad. (Cerrado)

Mas de dos semanas sin ver la luz del sol habían sido suficiente, un extraño sujeto a su lado había usado cierta extraña habilidad que modifico sus habilidades. No poseía control de roca mas que el genético por sus habilidades de quimera, Ira corría por todo su cuerpo al estar en la prisión, sus pensamientos egoístas repetían una y otra vez por su cabeza “debería ser un héroe” “no saben quien soy” “no pueden separarme de Nina” –camino hacia la celda de la prisión, no se le permitía usar magia de ningún tipo por la construcción. – Maldición… -Susurró algo deprimido, no se había duchado en mas de diez días, la comida no tenia sabor, el agua parecía cenizas en su boca. Estaba decido a escaparse de ese horrible lugar bajo los pies de sus dirigentes.

- Guardia… -Musitó con la voz casi sin vida que poseía, sin haber hablado con nadie en mas de una semana, se agarro de los barrotes que restringían sus poderes y le sonrió, aunque no era esa sonrisa sincera que el mostraba siempre. – Quiero caminar, mi compañero aquí no me deja tranquilo ni para escuchar mis propios pensamientos ¿podría salir a caminar por el pasillo aunque sea? –Preguntó con un tono infantil, el guardia accedió a la extraña petición del pelirrojo, a quien escolto por los largos y oscuros pasillos. – I-di-o-ta –Susurró con una sonrisa macabra en el rostro, cuando disminuyo el tamaño de su cuerpo al de una mosca y se libero de las esposas, transformándose nuevamente en un tigre para escapar a gran velocidad del castillo.

Era una noche de luna llena cuando este había escapado, las flores de cerezo caían suavemente y se acumulaban en el suelo como si se tratase de blanca y pura nieve, que ignoraba la masacre que pasaría esa noche. Como un tigre corrió por las desiertas calles del pueblo, avanzando como una sigilosa sombra hacia su hogar, esquivando a los guardias del castillo que probablemente estaban buscándolo. – ¡Ahí esta! –Con la forma de una lagartija, entro por el techo de su hogar sin alertar a su esposa. Donde recobro su forma humana sentándose en la cama, donde escribió una carta donde aclaraba los como y por que de su partida.

“Querida Nina; Debo irme de Akihara, se me considera un traidor y lo mas probable es que me ejecuten. Iré en busca de los Rebeldes de Saiko, planeo solicitar su ayuda y posiblemente pida asilo con ellos. Nunca olvides que te amo y todo lo que hago es por ti. Atte: El pelirrojo” –Una vez terminó de escribir la carta, la deposito en su lado de la cama junto a su esposa. Le dio un suave beso en los labios y se dispuso a partir en mitad de la noche, como una sombra hacia la puerta de la aldea la cual atravesó con gran velocidad, escapando del pueblo que lo consideraba injustamente un traidor. “No se donde podrán estar… ¡pero buscare!” –Pensó mientras se adentraba en el cruce de caminos que conectaba con las ruinas de Saiko, Ikeburgo y Shinda Tochi, dirigiendose hacia las Ruinas de Saiko.